Suiza es frecuentemente mencionada como un modelo de éxito: paisajes idílicos, seguridad, servicios públicos eficientes, salarios elevados… Según una amplia encuesta realizada por gfs.bern para la SSR (Servicios de rehabilitación), este sentimiento es ampliamente compartido: 4 de cada 5 personas se declaran satisfechas con su vida. Sin embargo, detrás de esta superficie pulida, comienza a emerger otra cara de Suiza: la de un país donde la presión social puede ser abrumadora, incluso (y especialmente) en un entorno que parece “perfecto”.
Un bienestar real para la mayoría
Entre 2023 y 2025, más de 50,000 personas fueron encuestadas. Los resultados son claros:
- 66 % considera que su situación financiera es estable
- 80 % no tienen miedo de perder su empleo
- 90 % no se sienten amenazados en cuanto a su seguridad personal
Estas cifras reflejan una elevada calidad de vida en Suiza y una gran estabilidad social. Sin embargo, no todos viven esta realidad de la misma manera.
… pero un sentimiento de presión y aislamiento
Para 1 de cada 5 personas, la realidad es completamente diferente. Además del elevado costo de vida, a menudo son las expectativas sociales implícitas las que pesan:
- Demostrar un alto desempeño en el trabajo
- Exhibir éxito material y familiar
- Mantener una imagen intachable, especialmente en entornos urbanos
- Seguir un tipo de estándar social tácito: carrera, vivienda, salud, apariencia, redes
En algunas regiones de Suiza, como el Tesino, estas tensiones se sienten aún más intensamente según la encuesta de gfs.bern, especialmente debido al aumento de las primas de seguros y a las incertidumbres sobre las pensiones.
Un futuro menos sereno, una sociedad más exigente
Otro dato destacado: solo el 20 % de los encuestados cree que sus hijos vivirán con más tranquilidad que ellos – frente al 32 % en 2023. Además, solo un 58 % cree que la sociedad suiza se basa en valores comunes. Esta es una señal de un malestar difuso, acentuado por la comparación constante, la presión para “tener éxito” y el miedo a no estar a la altura en una sociedad que deja poco espacio para la vulnerabilidad.
En resumen, vivir en Suiza suele significar vivir bien. No obstante, detrás de las cifras halagadoras se oculta a veces una presión social sutil, que empuja a la necesidad de rendimiento constante, al conformismo… y, en ocasiones, a un malestar discreto pero profundo.