Y si, en vez de levantar pesas en bancos de cuero, optaras por acomodarte en los sillones de terciopelo rojo del cine? Tus salidas a las salas oscuras pueden tener un efecto similar al de una sesión de ejercicio en tu cuerpo, siempre y cuando evites consumir palomitas y golosinas. Es un buen motivo para disfrutar de las últimas películas en cartelera.
¿Cómo la sala de cine compite con el gimnasio?
¿Te cuesta ir al gimnasio? Cambia de rumbo y dirígete a la sala de cine. Ver blockbusters o películas de autor en la pantalla grande parece una actividad sedentaria a primera vista. No tienes mucho que hacer, más que seguir la trama que se desarrolla frente a tus ojos. Los sillones son indudablemente más acogedores que los incómodos bancos de la sala de pesas, y lo mejor es que no tienes que esforzarte, salvo para concentrarte.
Por supuesto, no sudas a mares ni sales de la proyección con las mejillas rojas. Sin embargo, te estás moviendo más de lo que crees. Aunque parezca que estás disfrutando, tu cuerpo trabaja de manera silenciosa. Ir al cine no es simplemente un “pasatiempo de salón”. Evidentemente, no lograrás unos bíceps de acero o muslos tonificados solo con ir al cine cuatro veces por semana. Sin embargo, según un estudio realizado por investigadores del University College London y publicado en el Times, ver una película en el cine equivale a una breve sesión de ejercicio.
Para llegar a esta conclusión, los científicos colocaron sensores en un grupo de 50 personas durante la película “Aladdin”. Registraron su ritmo cardíaco, que en ocasiones alcanzó 160 latidos por minuto, similar a una buena sesión de ciclismo o a saltar la cuerda.
El secreto para aprovecharlo al máximo
Si solo ves la proyección de reojo o tienes la mano pegada a un paquete de dulces, la sesión de cine no compensará tus deslices en el gimnasio. No se trata de pasar todo el film besando a tu pareja o charlando con tu mejor amiga. De lo contrario, no alcanzarás tu cuota diaria de actividad física. En realidad, tu ritmo cardíaco se eleva solo cuando te sumerges completamente en la película.
Si, al mismo tiempo, revisas tus notificaciones en el teléfono o te distraes con el peinado de la persona frente a ti o con los murmullos del espectador a tu izquierda, no será tan beneficioso. Afortunadamente, la sala de cine está diseñada para atraparte en la narración. Con muros llenos de altavoces, luces apagadas y una pantalla descomunal, resulta difícil hacer otra cosa. En casa, en cambio, es diferente. Te mueves de tu sofá a la cocina, revisas tu teléfono o deambulas de una habitación a otra. Y no es necesario tener TDAH para perder el hilo de la historia.
Qué tipo de películas ver para obtener resultados
Si quieres quemar tantas calorías como en una sesión de elíptica, deberás enfrentarte a tus miedos. Para que la experiencia cinematográfica beneficie a tu cuerpo y funcione como un ritual deportivo, es mejor no tener aversión a la sangre, a mujeres poseídas, a muñecas asesinas y a monstruos aterradores. Según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Westminster en el Reino Unido, ver una película de terror quema tantas calorías como una sesión en la cinta de correr.
El mecanismo es bastante simple: cuando experimentas miedo, tu nivel de estrés aumenta, tu corazón se acelera, consumes más oxígeno y produces más dióxido de carbono. El resultado es que quemas calorías mucho más rápido que en reposo. Así que, entre las comedias románticas que te hacen llorar y las películas de terror que provocan gritos y escalofríos, elige con sabiduría.
La sala de cine pronto se convertirá en tu nuevo centro de actividades. Seguramente cambiarás tu membresía en Basic Fit por un pase ilimitado en tu cine local. ¡Ve en bicicleta o a pie para que sea aún más saludable!