¿Conoces la guerra de los sodas, que se jugó en el espacio?

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Cuando la rivalidad entre Coca-Cola y Pepsi alcanza el espacio… En julio de 1985, los dos gigantes de los refrescos compiten por el título de “primer cola en el espacio” durante una emblemática misión de la NASA. Este episodio resalta el poder del marketing en las experiencias científicas… incluso fuera de la atmósfera.

Cuando el mercado se invita al espacio

En el verano de 1985, la NASA decide probar bebidas gaseosas en microgravedad a bordo del transbordador Challenger para la misión STS-51F. Oficialmente, se trata de un experimento, pero la repercusión mediática es enorme: Coca-Cola quiere ser el primer refresco en el espacio, un símbolo de modernidad y dominio cultural. Al enterarse, Pepsi exige un trato equitativo, lo que obliga a la NASA a incluir ambos prototipos de latas modificadas, sumándose a la presión política.

@Kelly Michals / Flirck

Dos latas, una gravedad cero

Adaptar un refresco al espacio: los equipos de Coca-Cola y Pepsi diseñan latas especiales capaces de expulsar líquido y liberar dióxido de carbono en condiciones de microgravedad. En ausencia de gravedad, las burbujas flotan, la espuma se vuelve incontrolable y la degustación resulta mucho más técnica que en la Tierra. Según los astronautas, ambos sistemas producen demasiada espuma y el sabor se ve alterado. Beber un refresco gaseoso en microgravedad conlleva extrañas “eructaciones húmedas” debido a la imposibilidad de separar los gases y el líquido en el organismo.

Wikipédia

Una prueba fallida, pero una victoria en marketing

El resultado científico es incierto: ni Coca-Cola ni Pepsi convencen a la NASA. Sus refrescos nunca figurarán en el menú oficial de los astronautas; las dificultades técnicas y los inconvenientes digestivos prevalecen sobre el marketing. Sin embargo, Coca-Cola reclama su presencia a bordo como un logro y ofrece su lata espacial al Smithsonian; Pepsi prefiere mantener en silencio sus desventuras. La prensa pronto apoda el evento como las “Guerras del Cola Espacial”, un fenómeno tanto fascinante como irónico.

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Y después

Desde este duelo, otras marcas han intentado su suerte en la órbita: Pizza Hut, Estée Lauder, e incluso fabricantes de ropa han aprovechado la apertura del espacio a actores privados para llevar a cabo operaciones publicitarias. La frontera entre la ciencia y la vitrina comercial en el espacio nunca ha sido tan difusa.

En conclusión, el episodio de 1985 demuestra que incluso a cientos de kilómetros de la Tierra, la guerra de marcas no conoce límites.



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