Aumentar de peso sin modificar hábitos ¿Podría estar la clave en tu personalidad? Según investigaciones, ciertos rasgos de carácter pueden influir en la tendencia a ganar o perder peso, a veces sin que lo notemos.
Cuando el carácter pesa en la balanza
Estudios a largo plazo, particularmente uno realizado por la investigadora Angelina R. Sutin, revelan una correlación sorprendente: la impulsividad sería un factor relevante en el aumento involuntario de peso. Las personas impulsivas se rinden más fácilmente a las tentaciones, ya sea al picar entre horas o sucumbir a antojos durante momentos de estrés, lo que podría explicar un aumento de hasta 10 kilos en promedio en comparación con sus pares más controlados.
La impulsividad, un riesgo real para la línea
La falta de autocontrol ante la comida, ceder a los placeres inmediatos a pesar de las buenas intenciones: esta es la realidad diaria de muchos perfiles impulsivos. Esta dificultad para resistir la tentación incrementa el riesgo de sobreconsumo y complica la tarea de estabilizar el peso, especialmente en un entorno donde los alimentos ricos y accesibles son abundantes.
Neurosis y falta de organización: el dúo a vigilar
El estudio también destaca los peligros de una alta inestabilidad emocional, asociada a una falta de rigurosidad y organización. Este ” cóctel” de rasgos conduce a comportamientos cíclicos: fases de dieta, períodos de relajación y un sentimiento de fracaso, que atrapan en un ciclo vicioso de ganancia y pérdida de peso.
El carácter que protege: la conciencia
Contrario a esto, la “conciencia” – entendida como la tendencia natural hacia la disciplina, la planificación y la meticulosidad – sería tu mejor aliada en la pérdida de peso. Los individuos conscientes planean sus comidas, resisten mejor las tentaciones e incorporan más fácilmente la actividad física en su rutina, manteniendo así su estabilidad de peso a largo plazo.
La excepción: la extroversión y la sociabilidad
Un dato interesante es que los extrovertidos, a pesar de estar más expuestos a ocasiones sociales (y, por ende, alimentarias), no necesariamente corren un mayor riesgo de aumento de peso si canalizan su energía hacia actividades grupales saludables, como deportes colectivos o desafíos sociales relacionados con el bienestar. La clave está en adaptar su estilo de vida a su temperamento en lugar de luchar contra él.
Comprender los vínculos entre los rasgos de carácter y las variaciones de peso abre así la puerta a estrategias personalizadas. Por ejemplo, un coaching conductual enfocado en el control de la impulsividad o la integración de rutinas para aquellos menos organizados puede ofrecer una ventaja real a largo plazo.