Muchas veces, los papás y mamás evitan hablar con sus hijos pequeños de ciertos temas porque creen, por ejemplo, que los niños no se dan cuenta de lo que pasa o no tienen edad suficiente para entender. “Lo cierto es que los niños necesitan que los adultos reconozcamos que ellos son parte de la realidad que viven, que necesitan información para entender lo que está pasando y que los adultos acojamos sus sentimientos y necesidades frente a estas vivencias y los ayudemos”, explica Cecilia Calvo, sicóloga de Fonoinfancia, servicio de atención telefónica gratuita y confidencial de Fundación Integra (Fono 800 200 818, de lunes a viernes de 9 a 18 horas).
Por esta razón, los profesionales de Fonoinfancia entregan orientaciones para enfrentar y responder las siete preguntas más frecuentes y difíciles de los niños:
1. ¿Cómo se hacen las guaguas?
2. ¿Por qué yo no crecí en tu guata?
3. ¿Por qué no tengo el mismo apellido que mis hermanos?
4. ¿Por qué mi papá se fue de la casa? ¿Ya no me quiere?
5. ¿Mi mamá se fue al cielo?
6. ¿Por qué se separaron con mi mamá?
7. ¿Por qué siempre estás triste?
Recomendaciones para enfrentar y responder estas preguntas:
• Es recomendable tomar la iniciativa y hablar de estas temáticas complejas en la medida en que como papá se sienta en las condiciones de hacerlo.
• Si los padres no se sienten en condiciones de abordar estos temas, es importante pedir ayuda o buscar apoyo para enfrentarlos. Esto no tiene nada malo, de hecho esta capacidad es una de las competencias parentales fundamentales.
• Hay que tener en cuenta que mientras más chicos sean los niños, más sensibles son al lenguaje no verbal; registran las caras, miradas, tonos de voz e intuyen que algo amenazante pasa y que no se puede hablar de eso.
• Se debe tener en cuenta las características propias del niño o niña que pregunta (edad, personalidad, grado de carga afectiva que tiene en relación al tema, etc.) y el momento emocional en que se encuentra, ya que esto también define la manera en que los adultos deben hablar de estos temas o responder sus preguntas.
• Los niños y niñas necesitan información acorde a su edad, es por ello que es importante escuchar lo que están preguntando y qué quieren saber para no darles información de más ni de menos y resolver sus dudas.
• Es importante que el adulto esté en condiciones de entregar información pertinente y contener en el caso de ser necesario. El papá o mamá debe estar tranquilo para acoger y contener las reacciones o sentimientos del niño.
• Nunca mentirles si no sabemos qué o cómo responder. No hay que tener miedo a responder “no sé”, no tiene nada malo en cuanto esto no implica que no se pueda contener al niño en lo que siente en la medida que no sea utilizado como una forma de evadir una temática compleja. Se trata más bien de un aplazar la respuesta, evitando que quede en el aire la consulta del niño o niña.
• El uso de juegos y cuentos, inventados o de autor, son de gran ayuda para explicar ciertas cosas.
• Es importante al hablar con los niños:
o Explicitar que nada de lo que ha pasado (abandono, muerte, separación, etc.) ha sido responsabilidad del niño.
o Explicar que es normal, sentir pena, rabia, miedo, etc. frente a estas situaciones.
o Dejar claro que siempre puede contar con los papás para responder sus dudas o para acogerlo y acompañarlo cuando no se sienta bien.
Efectos de no abordar temáticas complejas con los hijos:
• Al no entregar una respuesta a una duda, los niños pueden fantasear sobre lo que pasa, y esta fantasía puede ser peor que la propia realidad. Así, al no poder hablar del tema pueden angustiarse y presentar conductas que los adultos no entienden o interpretan, por ejemplo, como mañas.
• Los niños y niñas pueden tender a culparse por lo que sucede, creyendo por ejemplo que el papá o mamá se fue de la casa porque se portaron mal.
• La falta de respuesta puede afectar el vínculo porque el niño o niña percibirá que no se puede hablar con el papá o la mamá de ciertos temas. Esto puede tener consecuencias sobre la confianza familiar a futuro
• En este sentido, no despejar las dudas de los niños puede provocar que se inhiban otros temas o preguntas. El niño, al sentir que no obtiene una respuesta tenderá a no preguntar sobre otras cosas o buscar respuestas en otros espacios.
• Mantener secretos familiares puede afectar el desarrollo de los niños y relacionarse con síntomas como dificultad para dormir o conciliar el sueño, falta de control de esfínteres, alteración del ánimo o violencia, entre otros.