La exposición titulada “0102”, inaugurada el pasado lunes, demostró el talento y la expresión única del artista Luis Pérez. A primera vista, las obras demuestran una técnica
pulida de este experimentado diseñador gráfico y tatuador, al mismo tiempo de despertar una mezcla de reacciones y sensaciones a partir de los temas relativamente perturbadores de cada una de las creaciones.
Son principalmente pinturas y objetos de medios mixtos; algunos que cuelgan del cielo como unos cerditos con alas, quizás la única obra “tierna” dentro de la colección; y otros de la pared como la polilla/momia gigante ubicada justo en frente de la entrada.
Las obras han sido descritas como, “ensoñaciones o pesadillas cuyo límite entre lo real y lo imaginario a veces se diluye”. Justamente, como en un sueño, las pinturas muestran paisajes reales o abstractos que se entremezclan con cuerpos y cosas deformes.
No obstante, la exhibición ofreció un ambiente agradable y vibrante, tanto por la oferta de este tipo de arte inspirado en el tatuaje y el arte urbano o “street art”, cómo por las observaciones y críticas que Pérez se
atreve a expresar en formas tan divertidas. Indudablemente es algo que abre un poco los parámetros del ámbito artístico local, creando un espació para conocer y disfrutar de algo distinto que es desafiante tanto como estimulante.
¿Y de qué se trata? Simplemente de Puerto Montt, dice Pérez, son todas imágenes que reflejan la ciudad como él la ha visto durante este año. Es su forma de registrar sus observaciones y críticas, como un escritor las anotaría o un cantante las cantará. Entonces, ¿cuál sería la tendencia general de la colección? No es simplemente algún tipo de depresión o un filtro de oscuridad que produce la lluvia local y no parece ser tan simple la interpretación de Pérez. “Es mi forma de ver las cosas… no son sólo apocalípticas o negativas sino que son críticas, hay que verla por uno mismo y sacar conclusiones,” explica.
“0102” se exhibirá por un mes en la Sala Mexicana en la Casa del Arte Diego Rivera.
Por: Roxana Bestrín.
Fotos gentileza de la Corporación Cultural de Puerto Montt