En una misiva denominada «La Iglesia, llamada a la conversión» dirigida a todos los fieles de las parroquias de la arquidiócesis, el Arzobispo de Puerto Montt, Cristián Caro Cordero dirigió un mensaje
a la comunidad católica frente a las denuncias e investigaciones por casos de abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia en todo el mundo, cuyo ejemplo más cercano es del sacerdote Fernando Karadima, ex párroco de El Bosque y que ha puesto en tela de juicio prácticas antiguas como el celibato y la eficacia de los procesos del Derecho Canónico que los rige, distintos a los procedimientos penales civiles.
La carta que fue enviada a los párrocos el dia viernes para ser leída en las misas de ayer sábado 1 de mayo y hoy domingo, indica textualmente que «Las noticias -ampliamente difundidas- de denuncias de abusos sexuales de niños y jóvenes por parte de sacerdotes, en diversas partes del mundo -y también en Chile- han conmovido a la Iglesia y a la sociedad. Es labor de la justicia civil y eclesiástica probar la veracidad de dichas denuncias, algunas de décadas pasadas y ya comprobadas. Con todo, el dolor y la tristeza que embarga a los católicos es grande, por el daño infligido a las víctimas y a sus familias; por el deterioro de la imagen de la Iglesia, y por el resquebrajamiento de la confianza depositada por los fieles en los ministros del Señor».
Agrega que «El Papa Benedicto XVI ha sido firme en condenar los ‘actos pecaminosos y delitos’ en que han incurrido miembros del clero –traicionando su sagrada misión- y ha llamado a los obispos- en su ‘Carta Pastoral a los católicos de Irlanda’, extensiva a toda la Iglesia- a reparar las injusticias, colaborando con las autoridades civiles y aplicando las normas del derecho canónico. Convoca a un honesto examen de conciencia en toda la Iglesia, a reconocer los males causados, a pedir perdón y a garantizar que estos vergonzosos hechos no se volverán a repetir».
Monseñor Caro detalla que la historia de la iglesia muestra que camina entre las persecuciones del mundo, sus propias dificultades y los consuelos de Dios; luego expresa que «si el Señor ha permitido esta hora difícil de la Iglesia es porque quiere purificarla, santificarla para que brille en Ella más nítidamente el rostro del Señor».
Critica posteriormente el tinte que se da frecuentemente en las informaciones señalando que «Con frecuencia se subrayan las deficiencias, manchas y arrugas de la Iglesia, Esposa de Cristo, pero poco se dice de su aporte a la humanidad, como ninguna otra institución, a lo largo de 2000 años de cristianismo, en obras de caridad con los pobres, enfermos y desvalidos, su irradiación en la cultura, su presencia reconocida en la educación, su amplia labor evangelizadora».
Finalmente el Arzobispo hace un llamado a intensificar el rezo del Santo Rosario, hacer obras de caridad con los necesitados, los excluidos y jóvenes vulnerables, «Así, mediante la oración, el ayuno y la caridad de Cristo podremos reparar el escándalo causado».
Por: Mauricio Sáez E.