Hasta la plaza Sotomayor de Valparaíso llegaron más de 150 Dulceros de la Ligua, con sus tradicionales delantales blancos y pañuelos, para recibir sus credenciales que los acreditan como parte del patrimonio de la religión, distinción entregada por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.
En 2008, los sindicatos de dulceros de La Ligua que trabajan tanto en la Ruta 5 Norte y en el terminal de esa comuna, iniciaron las gestiones para ser reconocidos como Patrimonio Cultural, por su aporte a la identidad de esa comuna de la provincia de Petorca, condición que fue entregada por la Ministra de Cultura en abril pasado.
Ahora, a esa distinción se suma la entrega de credenciales y el reconocimiento por parte del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, permitiéndoles optar a distintos beneficios.
“Con esta categoría los Dulceros van a contar con asesoría técnica y podrán postular a los Fondos de Cultura desde el punto de vista que son reconocidos como una institución con estas características, pero también podrán postular a fondos para la preservación del patrimonio inmaterial, que es la categoría que ostentan los Dulceros de La Ligua, conservando esta actividad”, destacó el Subsecretario de Cultura, Eduardo Muñoz, quien encabezó la actividad.
Durante la ceremonia, que contó con la participación de la mayoría de los Dulceros de La Ligua, el Subsecretario sostuvo que “aquí hay un elemento concreto mediante el cual los Dulceros de la Ligua pueden ser reconocidos; este acto tiene un simbolismo muy grande, nos acercamos a nuestro Bicentenario, donde celebramos la forma en que como chilenos hemos desarrollado nuestra cultura, y aquí estamos reconociendo una parte de aquello, específicamente como un grupo de chilenos dedicados al dulce y a la artesanía puede ser reconocido y relevados por su aporte a la construcción del país”.
Reconocimiento con historia
La historia de los Dulceros de La Ligua se remonta a a 1826, pariendo en La Colonia, con una receta de consumo familiar. Posteriormente, en las primeras décadas del siglo XX, con el paso de los trenes por la ciudad.
Sin embargo, los dulceros de la Ruta 5 Norte, también conocidas como “palomitas”, ubicándose a un costado de la carretera a fines de la década del 60, ocupando el lugar que los caracteriza hasta el día de hoy.
Juan Villalobos, presidente del sindicato de dulceros de la Ruta 5 Norte, se desempeña hace más de 39 años en este oficio, al igual que sus abuelos, padres y hermanos.
Para él, esta distinción es un reconocimiento más que merecido, que además les ayudará en el futuro.
“Para nosotros es un orgullo recibir esta hermosa distinción que vamos a llevar en nuestro pecho por el resto de nuestras vidas. Esto es un beneficio para nosotros y parea nuestras familias, ya que nosotros salimos a trabajar muy temprano y llegamos de noche para poder llevar el sustento a nuestros hogares, y debido a esto creemos que se van a incrementar nuestras ventas”, indicó Juan Villalobos.