Temblores leves cada 4 horas, inexistencia de energía eléctrica y agua potable deben soportar los casi 80 chaiteninos denominados «rebeldes», entre ellos unos 3 niños, quienes se mantienen en la zona pese a las recomendaciones de salir por motivos de seguridad. Además turistas ingleses, suizos e israelíes, entre otras nacionalidades, han llegado al lugar para conocer in situ la actividad del volcán que se ha hecho conocido en todo el mundo.
El reportero gráfico Luis Pérez Godoy, quien permanece en la devastada localidad, describe la crudeza que significa vivir en Chaitén. Sin agua potable, se ven obligados a sacar agua de una vertiente para luego hervirla, la luz es proporcionada algunas horas al dia por un generador que funciona con petróleo, que desde mayo del año pasado es administrado por Carabineros. Sin embargo para los «residentes rebeldes» es una odisea conseguir combustible ya que la venta para ellos está casi vedada, no así para personas de localidades cercanas. De todas formas el abastecimiento de combustible privilegia, por razones obvias, a los vehiculos de emergencia y fiscales.
Dos negocios atienden con normalidad en ciertos horarios, con precios no más altos de los que se pueden hallar en locales ubicados fuera de la zona urbana. La gente está tranquila, aluden que deben proteger sus tierras por la existencia de poderosos intereses, más que eso no detallan.
Sin duda las condiciones de sobrevivencia cada día son más difíciles, sólo la fuerza interior genera la convicción en los chaiteninos de quedarse aún cuando saben que la naturaleza no avisa, sólo actúa.
Por: Mauricio Sáez E.
Fotos: Luis Pérez Godoy